No quiero volver a verlo, no sabes lo que me hizo, no lo
paso por nada, son algunas palabras que se han escuchado decir a muchas
personas y para ser más exactos a muchos cristianos, ¿podrá ser posible que
hayan cristianos que no puedan perdonar las ofensas de sus hermanos en Cristo? Si
los hay, de hecho yo no los llamaría cristianos, esa es una palabra con un gran
significado, simplemente los llamaría creyentes.
Me asombra mucho la actitud de Esteban el mártir, dice en el
libro de hechos que sus enemigos oyéndole hablar se enfurecían contra él en sus
corazones, y crujían los dientes.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, sus enemigos arremetieron a una contra él y lo apedrearon, pero el invocaba el nombre del Señor.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, sus enemigos arremetieron a una contra él y lo apedrearon, pero el invocaba el nombre del Señor.
Pareciera que a él no le causaban dolor aquellas piedras, golpes
y mucho menos las cosas que se decían de él, ¿Saben por qué? Porque su mirada
la mantenía hacia arriba, contemplando la gloria de Dios, y mientras mantengamos
la vista en el Señor Jesús, ocupados en contemplar su gloria, entonces nada de
lo que se diga de nosotros, nada que hagan en contra de nosotros nos va a
causar ni molestia, ni dolor porque no existe nada en este mundo que nos pueda distraer
de su gloria.
Entonces podemos asegurar que cuando hay creyentes que no
pueden perdonar y siempre están hablando mal de su prójimo, es porque no tienen
la mirada puesta en Jesús, se han dejado distraer por las cosas que el enemigo
pone frente de la vista para no mirar hacia Cristo, es por eso que no pueden
perdonar.
¿Saben lo que decía Esteban invocando el nombre del señor? Él
decía: “Señor, no les tomes en cuenta
este pecado” es decir, no le importaba nada de lo que sucedía en su entorno
contra él, ni quien se lo decía, porque el solo tenía tiempo para contemplar la
gloria de Dios.
Este año está a punto de terminar y Dios no quiere que pases
al próximo año llevando cargas innecesarias como el odio, rencor, raíces de amargura,
recuerdos que te causan dolor, deja que todo eso se quede en el año que se va y
pídele a Dios que te permita ver su gloria y te mantengas en ella todos los días
de este nuevo año que viene.
Tu mejor medicina es el perdón.
Autor: Juan
Carlos Zubiaga

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