VUELVE A TU LUGAR

El era un excelente soldado, valiente, ejemplo para los demás, su vida influenciaba a muchos a seguir la carrera militar, simplemente el amaba su vocación. Siempre se le veía contento, se juntaba con los mas jóvenes del barrio y contaba sus hazañas con tal sentimiento que muchos querían ser como el.

Un día algo cambió, ya no era el mismo, su sonrisa dejó de brillar, sus historias ya no las contaba con esa emoción que trasladaba a quienes lo escuchaban al lugar de los hechos, dejó de asistir a su escuadrón poniendo muchas excusas y por último no quiso ir mas y simplemente un día desapareció. 

- ¿que le pasó? era la pregunta que todos se hacia, - ¿Donde está? ¿Alguien lo ha visto?

- Si, yo lo he visto! dijo un amigo muy cercano.

- yo hablé con él.

Aquel muchacho contó que se había envuelto en asuntos fuera de su carrera militar y que gracias a ello ganaba dinero y podía tener algo mas de libertad financiera, ahora hace todo por amor al dinero y ya no por su vocación, ahora vive fuera de la ciudad, lejos de quienes lo amaban de verdad, tiene dinero pero no lo aprovecha, la vergüenza es su compañera de todos los días cuando piensa en volver a lo que el amaba hacer. 

Amado lector, hoy tenemos conocimiento de muchos que antes estuvieron peleando la buena batalla de la fe, defendían la bandera cristiana con toda su pasión y fueron de mucha ayuda para el pueblo del Señor, pero hoy solo queda en nosotros sus recuerdos, o quizás seas tu aquel soldado que se ha alejado de su Señor.

Cambiaste el gozo del Señor por una emoción pasajera, 

Cambiaste la paz de Dios por una inseguridad funesta.

Cambiaste el amor puro de Dios por una burbuja de ilusiones.

Sabes lo que han perdido o estás a punto de perder, hay una voz que te dice que ya es muy tarde para recapacitar, que ya no será igual si vuelves al campo de batalla, que ya no hay oportunidad y será en vano intentarlo, déjeme decirle que todo eso es mentira. 

Para esto vino Jesucristo, para dar vida y vida en abundancia, el dijo que los sanos no tienen necesidad de medico sino los enfermos, el tiene la solución a todo esto, Dios es mas que aquel padre de la parábola del hijo prodigo, solamente espera paciente a que decidas regresar para que el haga por ti una fiesta allá en el reino de los cielo, y te vista de ropas nuevas y goces de un anillo que te da la identidad de ser un hijo de Dios.

Yo te digo en esta hora, levántate y vuelve a tu lugar de batalla, levántate y toma la espada nuevamente, no hay vergüenza alguna ya que Jesucristo cargó con la vergüenza en la cruz del calvario. vuelve a vestir el uniforme de soldado y ponte en pie de lucha, esta vez seras mejor, ya que ahora conoces mas de cerca por donde ataca el enemigo.

Sé valiente y vuelve. Cristo va delante de ti como Poderoso Gigante.

Autor: Juan Carlos Zubiaga