domingo, 28 de agosto de 2016

SEÑOR, SALVAME!





La vida de Pedro es sin duda el reflejo de todo cristiano en alguna area de nuestras vidas.

Cuando los apóstoles se encontraban en medio de la tormenta y vieron a Jesús venir caminando sobre el agua, Pedro tubo un fuerte deseo de experimentar algo diferente en su vida, caminar sobre el agua como lo estaba haciendo Jesús, el Señor le dio esta oportunidad, pero sabemos lo que sucedió aquella noche.

Hasta ese día, Pedro ya había experimentado muchas cosas con Jesús, pero nunca ese sentimiento de muerte como en ese preciso momento.

El enemigo de nuestras vidas no desaprovecha la oportunidad de lanzarnos sus dardos a nuestras mentes en esos momentos dificiles, dardos de duda, miedo, ansiedad, desesperación y muchos otros.

Hoy en dia  en este mismo momento, hay tantos creyentes que están viviendo algo que nunca quisieron experimentar, tal vez tú querido hermano, querida hermana, estás pasando por un muy mal momento, en el que crees que te estas hundiendo, no podemos negar, que a pesar de que hayas tenido hermosas experiencias con el Señor, hay cosas que aun te hacen tener esa terrible sensacion de muerte espiritual, tal vez te estas hundiendo ya que haz vuelto a caer en algún vicio o en la pornografía, sexo ilícito, odio, falso cristianismo, religiosidad, o sensillamente te estas hundiendo en tu soledad, culpa , depresión u otras cosas, solo Dios y tú lo sabes.

Pero aprendamos de la decisión de Pedro, decidir entre morir en esa situación o hacer algo para salir de ella, y asi lo hizo, Pedro tomó la mejor decisión, porque mientras hay vida, hay oportunidad, Pedro alzó la voz para pedir ayuda a Jesús, y esto es lo que tú debe hacer si se encuentra en una situación difícil.

La Biblia dice que Jesús se acercó y extendió su mano para ayudar a Pedro, porque Jesús no abandona al que lo invoca, sino que lo tomó y lo sacó del peligro y lo restauró en el lugar donde debía estar.

Sea cual fuere aquello en lo cual se está hundiendo, es hora de pedir ayuda al Señor, dice la escritura “Clama a mí y yo te responderé” (Jer 33:3) Deja que su poderosa mano te restaure y te coloque en un lugar seguro, cerca de su presencia.

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