Es muy cierto que como creyentes sabemos que somos como
barro en las manos del alfarero, y sabemos que no existen mejores manos que las
manos de nuestro Dios, también sabemos que este alfarero tiene en mente el
modelo y la forma perfecta para nosotros, “Porque
yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos
de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Jeremías 29:11” es
muy alentador saber todo esto.
Pero, no puedo negar que mientras estamos en pleno
proceso de transformación, que mientras
el alfarero hace sus maniobras en nuestras vidas, el dolor no se hace esperar,
y deseamos muchas veces escapar y terminar con este proceso, otras veces nos
hemos sentido inclusive abandonados en pleno proceso, como si el alfarero
hubiese dejado el barro amontonado en algún lugar sin cuidado alguno, y
pareciera que no sucede nada con nosotros, ya que aparentemente no vemos ningún
cambio, ninguna transformación o mejora en nosotros mismos, como si el alfarero
hubiera decidido no trabajar más este barro porque es muy difícil de
manipularlo.
Es en este momento cuando el enemigo se aprovecha y manda
sus dardos de fuego, de desaliento y desanimo tratando de quitar nuestra mirada
y confianza de aquel que tiene los mejores planes para nuestras vidas.
Quizás por el momento no veas ninguna mejora en tu vida, por el contrario,
todo parece empeorar, quizás te sientas hasta
abandonado por Dios ya que es eso lo que el enemigo quiere que creas, el
enemigo te hace creer que tú eres un caso complicado y que es mejor seguir por
tu cuenta, no le creas, quizás sigues batallando contra aquella debilidad,
aquel pecado que pensabas que lo tenías controlado, o quizás pienses que Dios
no tiene ningún plan especial contigo.
No, no es así.
Mira lo que Dios tiene para ti en este día:
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” Filipenses 1:6
Quiere decir que Dios aún no ha terminado contigo, que aunque
el proceso te parezca difícil y muy doloroso, Dios sigue trabajando en tu vida
y muchas veces los hace en un modo silencioso, y te digo algo más, tu
terminaras siendo su obra maestra y perfecta, no te desanimes ni te
desalientes, no abandones el proceso porque lo mejor está por venir, Dios no se
ha olvidado de ti ni lo hará jamás.
Autor: Espíritu Santo.
Escritor: Juan Carlos Zubiaga




